A mediados del año 2012 en la expedición del Denali, o la hembra
blanca, tuvimos el honor de conocer a Adam Bilecki quien es uno de los
referentes modernos del montañismo mundial. A pesar de su corta edad Adam (28años) contaba
con una profundidad y un entendimiento del montañismo que hoy es difícil de
encontrar.
Dentro de los comentarios que hizo recordamos dos por impacto que
tuvieron en nosotros. El primero fue como el veía el montañismo moderno como un
reto y un planteamiento individual en contraposición con el viejo montañismo
que veía las cumbres como un trabajo de equipo en donde cada quien aportaba
algo en pro de un objetivo común. Para
el la mística y razón del pasado tenían mas sentido en los procesos de
aprendizaje individuales y colectivos. Lo
que importaba era el equipo y lo que este lograba sobre lo fundamental.
El segundo comentario hacia alusión a la diferencia del disfrute
de la montaña y el reto personal. Para
Adam el verdadero montañismo se encuentra en el disfrute y compartir de la
montaña por encima del reto. Contestaba a las preguntas nuestras con una
sonrisa diciendo “si te has disfrutado la
experiencia hasta acá y no has logrado la cumbre, no importa si la logras ya
eres un gran montañista incluso mucho mejor que yo”.
Queremos traer estos comentarios para explicar el por que de un
resultado perfecto en nuestra expedición al Aconcagua. Nuestros retos eran
volver todos sanos y salvos, disfrutar al máximo la experiencia y poner el
mayor número posible de personas en la cumbre de la hembra terracota. Los tre,s sin excepción se cumplieron a
cabalidad.
Hoy desde la rutina de nuestras vidas podemos mirar atrás y decir
que la evolución de un sueño ha sido una de las más grandes experiencias para
los integrantes del equipo. Como niños
disfrutamos el entorno y el compartir de equipo entre nosotros y con cada uno
de los seres que nos encontramos en el
camino. La montaña nos lleno de vida, de
momentos básicos e importantes, de experiencias y almas que se quedaron labrados
en el corazón.
Fuimos un equipo y que equipo debemos decir. Lo fuimos desde antes de partir, lo fuimos en
el compartir básico de los largos y polvorientos caminos, en las frías de
tardes de cocina y comida gourmet, lo fuimos en las decisiones difíciles sobre
lo fundamental. Aprendimos a soltar a entregar y apoyar sin restricción los
intereses individuales en pro del logro colectivo. Sin excepción nos sentimos orgullosos de las
decisiones colectivas y de las individuales también. Respetamos a cada quien en su individualidad y
entendemos este equipo como plataforma no solo de logros sino como contenedor y
realizador de sueños.
No fueron seis cumbres con los pies en el techo de América pero si
fueron seis cumbres con el respeto y la disposición a honrar los acuerdos que
como colectivo hicimos. Y que cumbres.
Desde la Cumbre: El Aconcagua proyecta su sombra |
Sanos y salvos podemos decir que desde ya este es un combo capaz
de enfrentar a otra hembra, ya nos demostramos que podemos ejercer el liderazgo
que se requiere para entender y respetar lo que verdaderamente importa.
Gracias a todos por seguirnos, por querernos y llenarnos el ego
con sus comentarios, gracias a Augusto Ortega, quien nos ayudo a tomar una
decisión en un momento difícil, aprendimos de su experiencia. Gracias a Julber, un guía Peruano quien nos
aconsejo en que momentos salir, como vestirnos y cuáles eran los riesgos de la
montaña. Gracias a todo el equipo Inka,
por sus atenciones, nos hicieron sentir como en casa, ahora si estamos
convencidos de lo que dicen. Hasta en el sitio más recóndito del mundo hay un
paisa y nos encontramos dos, Andrés y Julián, gracias por sus cuidados. Gracias a Walter, un amigo que hicimos en
Mendoza, dueño de una tienda de escalada, nos dio consejos de lo que deberíamos
hacer, a todos los que intenten conquistar esta montaña les recomendamos que
vayan a su tienda, allí encontraran a una persona cálida, amable a un amigo que
busca lo mejor para ti.
Link a Limite Vertical Mendoza
Un abrazo de todos
Expedicionarios del Aconcagua