sábado, 5 de enero de 2013

Primer día


Después de un vuelo de casi seis horas hemos llegado a una trasnochada Buenos Aires en una noche veraniega de tormenta. Recogimos nuestro abultado equipo y Leo, un conductor local nos trasladó a Los Posada de las Aguilas, un pequeño hotel en las cercanías del aeropuerto.  Una vez afincados en la posada las tripas se hicieron sentir y pasamos a la mesa en un asadero de carretera al más puro estilo de la Buenos Aires profunda. Carne, papa y pan para calmar la fiera intestinal y cerveza para aquietar el espíritu que viene ansioso de montaña. El equipo se siente bastante unido y a gusto a pesar del mal tiempo que despierta los nervios del montanista prevenido. Existe un espíritu de comunión y se siente una intención auténtica de actuar cómo un sólo organismo en el campo.

Desde la óptica de este inexperto en el tema, la intención es entrar al monte para convivir con el y descubrir lo que él quiera mostrarme de sí y de mi. Pretendo que este sea un viaje de conexión con la madre Natura y a través de ella con mi propia existencia.  Deambulare por el centinela y piedra con el firme propósito de conocer a mi equipo ya través de ellos encontrar las huelgas que me conduzcan al ser. Pretendo caminar la montaña un paso a la vez con plena conciencia del presente procurando evitar la noción de temporalidad. Vengo a postrarme ante el inmenso centinela para dar y en ese proceso entender que es lo que hay.


Christian Jarrin

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